domingo, 24 de agosto de 2014



Sebastian iba tarde. 

- Hola, Irak. Disculpa la demora. Como comprenderás algunas cosas siempre salen como no se esperan y cuando eso sucede no puedo inventarte nada. No puedo escribirte excusas ni dibujarte mentirillas. Debes ser algo así como un escudo anti-todo. Logras desatar mis ataduras. Logras desenvolver mis envolturas. Detrás de esas dos lunas existen dos pupilas que manejan situaciones. 

- Tú crees?, yo no quiero compromisos.

- Nadie quiere compromisos después de una vida llena de cerrojos.  Mira, ten esto. Esperaré un abrazo pero si sonríes como espero será más que suficiente. 

- Creí que solo se lo daban a los muertos.

- ...y a los que lo merecen. Es una manera de decirte que no tengo ninguna excusa pero si un presente.

Sebastian la despidió con algunas chispas de agua sobre el rostro, casi a media noche; caminando por un rato en soledad. Tal vez si se entregan solo a los muertos -dijo- pero en este caso para renacer. Para ser mas fuertes. 

Irak sonreía, y como tantas veces, fue suficiente.

Irak

Alguna vez,
escuché al viento describir tu nombre
observé al cielo alumbrar tus cabellos,
eran bellos, eran tuyos.

Alguna vez,
Te dibujé a dos colores en mi mente,
las hojas de tu andar desplazaba el aneurisma
y aunque a blanco y negro
la esperanza del enredo
se desvanecía en tu carisma.

Y casi siempre
desde hace ya demasiados días
que provocas alegrías.
Hace varias horas
que la oscuridad decoras.
Hace pocos segundos
que produces mundos
dentro de otros mundos
dibujados en clandestinidad

Y siempre o casi nunca
que al caminar por la vereda
siento que se estrellan sueños
y se van de cabeza contra la pared
Como bicicletas manejadas en silencio
existen pocos miedos
cada vez más pequeños
cada vez duelen menos
las verdades al revés.

Alguna vez,
escuché al viento describir tu nombre
y entre detalles comprendí
que se escribía de morado tulipán,
se pronunciaba de noche amanecer,
y se encontraba en alguna calle de la Paz
Como quien espera lo que nunca iría a suceder.