Estoy drogado. He inhalado ese olor a neblina de la calle, me han inyectado la morfina equivocada, tu anestecia hoy no funcionó. Lo siento, es hora de dejarte ir.
¿sirvió de mucho esta tentación? ¿A quién amargaré la vida con una historia o alguna cancíón?.Está bien, miente una vez más, esta noche encenderé el último cigarro que me queda, pero después no seré yo.
Una Rosa en la Tormenta II
un plumón desgastado junto al velador
acabo de pintar el poco espacio que tenía
reservado para mi pequeño dolor.
Una salida en medio del sol,
una manía en tus ojos amor
me despegan al cielo y me intentan tirar
en busca del punto de fuga al temor.
Enciendo las luces no encuentro tu voz,
me entierro en el fuego y no está tu calor,
le he preguntado a mi viva traición
¿que es lo que existe dentro de un corazón?
La torre es lanzada y junto a ella, la ilusión
aún hay miedo de amar, aun hay miedo de dos
Caballero a la guerra que intenta salvar
la princesa del cuento que un día escribió.
“Fueron tantas las derrotas, tan rotas, tan comunes,
que hoy en día la victoria es solo cuestión de un beso,
de aquel que deja en clara su memoria,
esperando el día de regreso…”
Echaré la moneda al pozo del deseo,
y guardaré los rezos a la carta y los arcadios,
y quizás un par de velas al “San Simón”,
pediré tus sentimientos de trofeo,
tal vez alguito de eso llamado atracción,
ser el ladrón que te muerda los labios,
el guardián que te cuide el trineo,
y tal vez, el corazón.
N.
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