Una canción,
Un recuerdo,
Una imaginación,
Una carta.
El escritor no sabe expresarse,
El escritor olvida las cosas,
Él imagina y eso trae problemas o verdades,
Él escribe, pero nadie lo lee.
El escritor intuye que no lo hizo bien,
Que le faltaron estados en coma,
que le faltaron verbos de amor
y que al final de todo
no supo poner un punto final.
Sabe también que aunque diga que olvida,
La recuerda, y eso es quizás su peor bala perdida,
Porque las calles, los autos
Su casa, su moto, su entorno,
Y hasta aquellas luces apagadas que miró por horas
La hacen recordarla, y le es inevitable.
En el fondo odia imaginar,
Odia ser escritor, odia intuir,
Odia saber la verdad a medias antes de ser completas,
Odia perdonar, porque sabe que es el único camino
que casi siempre le queda.
Pero sabe que eso lo ayuda al final,
Aunque le cueste la vida, o la muerte
No es la primera vez que quiere morir
Que busca como en una canción,
su “revolver sexual para una ruleta rusa”
y su escape de la realidad.
El escritor quiere morir, pero busca el suicidio,
No le complace la idea de que lo maten
O de que algo lo mate.
Sabe que el es dueño de su vida
sabe que también debe ser dueño de su muerte,
Y el quiere morir, para luego reencarnar.
A pesar de ser escritor,
casi nunca hizo cartas,
pensaba ganarse la vida y las chicas
escribiendo poemas ridículos,
escribiendo mentiras a medias,
versos largos y absurdos,
El escritor nunca pensó que la única vez
que decidió escribir una carta
sería la primera y única vez que haría llorar a alguien,
El escritor fue feliz.
El escritor escribía y alguien leía,
El escritor hablaba y alguien lo escuchaba,
Había encontrado en poco tiempo
El complemento perfecto, la musa ideal,
Un poema en clave que le tocaba descifrar,
El reto tormentoso del cual debía ganar,
Sin embargó, desertó.
Ahora ya no quiere escribir,
Ya no quiere cantar, ni escuchar canciones de amor,
La recuerda y aunque no quiera,
El escritor la quiere olvidar, y aunque pueda
Sabe que no lo logrará, y aunque lo logre,
Sabe que la imaginará, siendo ella o no,
Y aunque la imagine su carta ahora es inmortal
Y será su nuevo círculo vital,
Escribir, escuchar,
Recordarla, intentar olvidar…
Por eso es hora de dejar de ser escritor,
Porque sabe que no es necesario serlo,
Porque sabe que su musa no busca un escritor,
Porque alguien que no lo es, se la quitó
Sin versos, sin cartas, sin canciones.
Por eso es hora de dejar de ser escritor,
Por eso es tiempo de no esperar su señal,
Por eso es hora de dejarlo morir en su rincón,
Para luego reencarnar.
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